martes, 16 de octubre de 2012

Distintas manifestaciones de la diversidad cultural de los pueblos indígenas


En nuestro país existe una diversidad cultural muy extensa, con tanta pluralidad que viene a ser una de las más completas del mundo entero, ya que en ella encierra la libertad de cultos, deportes, mitos, leyendas, canto, artes y danzas entre otras cosas.
Cabe recordar que, a finales del siglo xx, nuestro país sigue siendo uno de los principales del planeta por lo que se refiere a su diversidad cultural indígena. Cuando una cultura se empieza a perder o diluir, lo primero que comienza a desaparecer es la lengua propia; por ello, la permanencia del idioma autóctono es el mejor indicador de la sobrevivencia cultural de un pueblo, con sus rasgos originales. Pues bien: a dos años del cambio del milenio, la India es el principal país del mundo por cuanto al número de sus idiomas indígenas vivos, con la cifra de 72 (sin considerar las variantes dielectales). México está en segundo lugar en el orbe con 62 idiomas, en pleno 1998. Para sopesar la importancia de esa posición nuestra, conviene anotar que China tiene el tercer lugar con 48 lenguas y la que fue la Unión Soviética tenía el cuarto lugar con 35. Todas estas cifras no son meras disertaciones lingüísticas; reflejan algo más trascendente, como es la supervivencia pasmosa de cultura ancestrales; en el caso mexicano, la mayoría de las culturas indígenas son de muchos siglos de antigüedad, algunas hasta de milenios.
Lo anterior quiere decir que México es una potencia mundial en materia de culturas populares y una de las manifestaciones más importantes de la cultura es la cocina de los pueblos.
Nuestra diversidad cultural, pluriétnica, no podría ser un fenómeno repentino: es el desenlace actual de nuestra historia antigua. Aunque no es posible precisar alguna cifra de manera corroborada, se puede afirmar que en aquellos años de la conquista de Tenochtitlan , de seguro había en México más de cien grupos étnicos diferenciados; naciones indias, les llamban entonces. Cada etnia tenía sus propias costumbres gastronómicas, si bien con algunos patrones o troncos comunes que eran —y siguen siendo— el maíz , frijol y el chile.